Continuando con la difusión desde el básquetbol de Paysandú, nos metemos de lleno en el mundo del arbitraje para darle voz a Luisina Colombo, árbitra desde hace 8 años.
¿Por qué decidiste ser árbitra de básquetbol?
Desde chiquita jugué al básquetbol muchos años y cuando tuve a mi hijo me di cuenta de que no estaba para seguir compitiendo; pero amo este deporte y no quería salirme del todo de la cancha, no era mi intención solo sentarme a mirar un partido.
Pensé bastante la opción de ser árbitro, hasta que un día hablé con Gerardo Tagliani y él me terminó de dar el empujoncito que me faltaba para realizar los cursos.
LA MUJER EN ESTE ROL
¿Creés que hoy en día el camino está abierto tanto para mujeres como para hombres en ésta profesión?
Estoy segura de que sí, aunque es un proceso que ha llevado y llevará su tiempo. Lo vemos hoy en día acá mismo en Paysandú: hace 8 años atrás yo era la única mujer arbitrando, y ahora, en no más de año y medio, se sumaron al grupo tres compañeras mujeres más.
Creo que se debe a que en la actualidad las mujeres nos sentimos capacitadas para ser árbitros o desempeñar cualquier rol, tenemos el carácter suficiente y la templanza para llevar adelante un partido y también el apoyo de nuestros compañeros (hombres).
No podría decir cómo era el arbitraje hace 15 años atrás, pero hoy puedo expresar que en el grupo de árbitros que tenemos en Paysandú nos ayudamos entre todos. Por supuesto que tenemos diferentes opiniones, pero siempre nos alentamos a mejorar apoyando a las mujeres árbitras que están dando sus primeros pasos.

¿Creés que es importante el rol femenino en esta profesión?
Creo que es muy importante, lo veo desde el lado de la inclusión; no siempre tienen que ser árbitros hombres; las mujeres también podemos arbitrar con solvencia.
Veo que para los equipos femeninos de la ciudad y la región, con niñas aprendiendo, somos un espejo y referentes dentro de la cancha para preguntarnos y cumplir nuestro rol de enseñantes también en cuanto a las reglas del básquetbol.
A veces me dicen “sacate el cartel de madre cuando vas arbitrar” y me causa risa, pero como madre que soy me gusta tratarlas con respeto y explicarles mientras me escuchan para enseñarles. Nuestro rol ya no pasa solo por el mero arbitraje, somos formadoras también.
¿Qué le dirías a otra mujer que tenga el deseo de ser árbitra?
Le diría que lo haga, que se anime si es lo que le gusta, que tome la decisión y no tenga miedo: que siempre va a encontrar personas que la acompañen y que ésta es una profesión muy linda.
ÁRBITRAR UNA FINAL FEMENINA
Sabemos que te han tocado finales de básquetbol femenino, ¿cómo ha sido esa experiencia?
El año pasado arbitré la final femenina del básquetbol local donde se enfrentaron Centro Pelotaris y Centro Allavena. Cuando recibí la designación me encantó la idea y me puse ansiosa por esa adrenalina que genera entrar a la cancha en una final.
Fue una tremenda experiencia y un partido muy intenso en una cancha repleta de parcialidades con bombos, banderas y el colorido clásico de cada fiesta del femenino. Tuvo la característica de que fue una disputa muy pareja tanto a tanto y una tiene que estar a la altura para ser imparcial con sus acciones.