Si hablamos de Paraguay, de básquetbol femenino, de ser múltiple campeona, de referente, de superación personal, estamos hablando sin ninguna duda de Paola Ferrari.
Con ella conversamos en una entrevista en la que salimos un poco del plano deportivo, y que pasamos por diversos temas, su infancia, las brechas salariales por género y su momento cumbre entre otros.
¿Su infancia? Picando una pelota
La histórica jugadora comenzó a picar la pelota dentro de un club a sus 7 años, una edad en la que solo buscaba divertirse, pero que poco a poco fue cambiando para meterse definitivamente en la búsqueda de la profesionalidad.
“Como me cuentan mis papás y además yo tengo grabado ese día, a los 10 años les dije a mis papás que quería ser jugadora profesional de básquetbol. Se quedaron con una cara de “esta nenita que me está contando”.
Yo aun jugaba mixto, no había básquet femenino en Paraguay, entonces para ellos era ¿Y esta de dónde saca que hay básquetbol femenino profesional? ¿dónde vio?, y en realidad no, no vi en ningún sitio. Yo veía la NBA y quería eso, quería llegar a eso.
Y desde ahí yo creo que mis padres se fueron dando cuenta de acuerdo a mis comportamientos, que no sé por qué era tan disciplinada, no sé por qué, pero terminaba un entrenamiento y me quedaba horas y horas a tirar, iba horas extras, desde los 10 años.
A los 12 jugué mi primer nacional de mayores, donde salí campeona con Deportivo San José.
La familia y la educación deportiva
En su casa siemrpe tuvo un clima muy favorable para desarrollarse como persona y como deportista, esto fue un factor fundamental en ella.
«Mi familia me apoyó siempre, me siento una privilegiada porque mis papás me llevaban, me traían, me buscaban, estaban en cada uno de mis partidos, me acompañaron siempre hasta hoy día en todo. Entonces yo creo que es un plus, recuerdo que siempre me inculcaron que el estudio es importante pero no porque estudio tengo que dejar de entrenar.
Yo nunca dejé de ir a un entrenamiento o a un partido por tener un examen al día siguiente. Yo tenía que tener la capacidad para hacer las dos cosas si quería llegar a ser profesional en el deporte. Creo que esa disciplina la he llevado siempre y por suerte me ha ido bien en las dos cosas.
Tengo 2 hermanos, ellos también jugaban, entonces estábamos los tres en el ‘98 mirando a Jordan y los Chicago en las finales, éramos unos enfermos, consumíamos mucha NBA».
El primer campeonato
Paola, como mencionó anteriormente, disputó su primer torneo de mayores a los 12 años, una edad en la que recién comenzaba la adolescencia, pero este torneo lo lleva bien guardado en su memoria.
«Recuerdo que yo tenía compañeras de por arriba de 35, ya casi dejando, una camada increíble de jugadoras, y me llevaron en ese equipo donde me cuidaban como una hija. Yo recuerdo que me mandaban a dormir a las ocho y media o a las nueve y ellas se quedaban al after.
Yo no estaba en sus conversaciones porque era tan chiquitita y me di cuenta, yo quería llegar a eso, quería ser como ellas, quería tener esas vivencias y bueno, ahí me di cuenta.
Creo que a los 12 años fue el punto de inflexión en mi vida. En ese momento no le daba importancia a lo que pasara alrededor, pensaba en lo que me transmitía la pelota, en cómo me sentía jugando y también yo misma me daba cuenta que estaba haciendo más cosas que la gente “normal”.
Me daba cuenta que yo quería trabajar más, que quería entrenar más, que necesitaba hacer esto, y mis compañeras de esa edad ninguna hacía eso, ellas entrenaban y se iban.
Paraguay, a donde siempre quiere volver
Ferrari es, sin ninguna duda, una de las basquetbolistas más importantes de Sudamerica, y un lujo de Paraguay, tierra a la que siempre quiere volver.
«Paraguay para mi es mi casa, es mi país, mi familia, mis amigos. Mi vida está ahí, tengo demasiados sentimientos por él país, siempre quiero volver apenas tenga un descansito. Mis vacaciones siempre son en mi país, sí que me he pegado vacaciones en otros sitios, pero siempre es la vuelta a casa.
Además, Paola representa a Paraguay en cada lugar en el que juega, y así lo siente ella también.
«Siempre digo que cuando compites internacionalmente y eres reconocida por un país, en este caso Paraguay, siempre va a ser una responsabilidad y un orgullo. Donde juego y cada vez que piso una cancha sé que estoy representando a mi país entonces sé que significa muchísimo.
No hace falta que me ponga la camiseta de la selección para que me reconozcan que soy paraguaya, entonces para mi es un orgullo, es una responsabilidad ser un ejemplo para toda la gente joven.
Sobre todo, en mi caso, el ejemplo que quiero dejar siempre es que los sueños se cumplen, de que salí de un país pequeñito donde tiene poco y nada de historia de básquet femenino y que sí lo conseguí, sí que llegué al máximo nivel y que eso es simplemente fruto del sacrificio, del trabajo de cada uno.
Un mundo con diferencias
No es nuevo decir que en el básquetbol como en todos los deportes hay demasiadas brechas salariales entre hombres y mujeres deportistas. Un tema que Paola quisiera cambiar.
«Para empezar, creo que muchas veces hay cosas que están dadas por hecho, entonces te acostumbras y crees que es lo normal. Lo bueno es cuando te das cuenta de que no, que no es normal y de que merecemos esto, esto y esto.
Eso te hace dar cuenta con la edad, con la experiencia y darte cuenta de lo que has vivido y de lo que está mal. Obviamente yo de chiquita lo único que quería era una pelota y no me importaba nada, y si había discriminación no me daba ni siquiera cuenta.
Pero creo que los tiempos han cambiado y hay diferencias abismales entre el básquetbol masculino y el básquetbol femenino, en todas las escalas, ya sea en Paraguay, en Uruguay, en España, en donde sea.
La diferencia salarial es abismal, y eso creo que el apoyo, la visibilidad, y todo lo que puede llegar a tener un jugador hombre a nivel profesional y a nivel top, tienen la vida casi hecha, las mujeres no.
Si que vivimos bien, trabajamos, pero una vez que se termine la carrera tenés que salir a buscarte la vida para salir adelante.
La dura realidad de las mujeres
Muchas veces, por no decir la mayoría, el rival de las mujeres deportistas no está enfrente, sino que está afuera, en el mundo.
«Es algo que me encantaría que lleguemos a la igualdad, yo estoy al final de mi carrera, lastimosamente si algún día llega a pasar no voy a estar activa, y estoy segura de eso porque no creo que esto cambie en 2, 3 o 4 años, sino que, capaz que te digo 10 años e igual sería corto.
Es algo que lucharía por ellos, y creo que después de mi carrera deportiva si que estaré luchando por ellos. Yo creo que nos merecemos, yo viví en carne y hueso el día a día, y, el mismo esfuerzo y el mismo sacrificio, e inclusive una mujer deja tantas cosas de lado y apartadas por tener una vida profesional, que no es ni salarialmente ni con la misma visibilidad que la de un hombre.
Nosotras muchas veces dejamos la familia a un lado, no podemos estar teniendo hijos, tenemos que sacar eso al costado si queremos tener una carrera al menos digna porque al tener hijos de por medio te corta muchísimo.
Los hombres no tienen que preocuparse de eso, pero tienen además esa facilidad económicamente para poder hacerlo o dejar al costado la carrera en ese tiempo.
Muchas veces en los contratos a una mujer que queda embarazada se queda se la corta, nadie te paga, te vas para tu casa, y tienes que tener un bebé 9 meses donde no recibes ningún ingreso porque tu club te ha cortado, y es tristísimo, es realmente tristísimo.
Entonces, al menos en el mundo que yo he vivido, lo aparcamos, lo ponemos a un costado hasta que termine la carrera, y pasan los años y biológicamente también pasan los años. Yo estoy super feliz, estoy contenta conmigo misma y creo que ya llegará ese momento, pero si que es verdad que lo pones a un costado.
El Campus y las marcas
En el 2013 Paola Ferrari inauguró su propio campus, el Campus PF5, el cual está dirigido a niños, niñas y adolescentes, y se lleva a cabo todos los años.
«Es mi proyecto máximo, es un proyecto que empezó en el 2013, un sueño mío era tener un campus propio. Los últimos años tuvimos más de 300 niños de entre 4 y 18 años, lo llevo haciendo en Julio, en las vacaciones de invierno que es cuando por lo general estoy en Paraguay, solo me perdí 2 por estar con contratos en otro país en esa época.
Les enseñamos desde nutrición, técnica, táctica, y sobre la diversión. Soy fiel convencida de que el deporte primero te tiene que gustar, luego te tiene que divertir, y ya llegará el momento de que sea serio. Yo lo sigo haciendo hasta hoy en día, yo si no me divierto para mi no vale la pena».
Trabajar con marcas, un premio a la carrera del deportista.
«Yo creo que es un premio, que cuando las marcas me llaman o quieren trabajar conmigo es un placer, porque quiere decir que estoy haciendo las cosas bien. Quieren que muestre la marca para que les sirva a ellos y a mí. Me ha ayudado muchísimo, ciertas veces económicamente, otras con apoyo de materiales, otras con visibilidad.
Trabajar con marcas te abre puertas, te ayuda a crecer, te ayuda a que tengas los materiales para trabajar y salir adelante. Soy de las que cree que las marcas deben apoyar a muchas deportistas, muchas mujeres, que podemos demostrar sacrificio y trabajo«.
El futuro de Paola Ferrari
Su carrera sigue en plena actividad, pero es cierto que, por la edad, está en sus últimos años de competencia, el futuro fuera del rectángulo está cerca, pero ella está preparada para afrontarlo con convicciones claras.
«Me veo ligada al deporte 100%, pero no me veo como DT, aunque si tengo el título, si me veo trabajando arriba, en la parte donde realmente se pueden hacer cosas y se pueden cambiar, en la mesa fuerte. Eh estudiado para eso, terminé la carrera de administración de empresas, estoy haciendo un master en executive MBA, quiero hacer lo de arriba, y ojalá que se me dé.
El año pasado hice también un Master de FIBA TIME-OUT, que es de manejo de deportes, de parte dirigencial. Estaré preparada, ojalá se me abran puertas y pueda llegar a apoyar y tener la visión de cambiar ciertas cosas».
Su experiencia y sus estudios la llevan a entender la realidad de lo que pasa en Paraguay con la Liga Femenina, pero también a querer cambiar este tema.
«Nosotros tuvimos un antes y un después de la pandemia, yo creo que ha sido muy inestable la organización del básquetbol femenino paraguayo.
Desde la liga, la selección o sea, pero es verdad que hay una camada, que es mi camada, que son jugadoras que nos conocemos hace más de 15 años, que venimos jugando desde chiquitas juntas, y desde la AmeriCup de 2017 hicimos una campaña impresionante hasta que llegó la pandemia, clasificamos a 2 AmeriCup, Panamericano, juegos Odesur, Sudamericano.
Tuvimos top 4 en los sudamericanos de esos años, llegar a 2 AmeriCup clasificando deportivamente, pero si, faltó la continuidad, si, jugamos en la Selección, llevamos una medalla de bronce, hacemos esto, lo otro, pero ¿qué pasa con la liga?.
Demos un paso más para que la liga sea mejor, las chicas tengan la posibilidad de entrenar y trabajar al menos durante 8 o 9 meses, y aún no hemos podido llegar a ese punto.
Lastimosamente pos pandemia casi ni se jugó, el año pasado jugaron en noviembre un torneo de 2 meses, desde el 12 de marzo que se había acabado todo. Ahora estamos en junio y todavía no se sabe, es una incógnita. Pero yo quiero dar también un plus de que no es culpa solo de la federación, es culpa de clubes y federación a la vez, o sea, esto no es cosa de uno.
Una liga y una competencia no deben solo de uno, depende de los clubes que se pongan las pilas, los clubes deben querer armar un equipo de básquet femenino para que se pueda hacer un torneo. La federación puede poner, sacar, pero los equipos, los equipos no puede ser que Paraguay tenga una liga de 3 o 4 como los últimos años».
Su mejor momento
Su momento cumbre lo tiene bien claro. ¿Cómo elegirlo entre la cantidad de torneos que ganó? Dejemos que ella nos cuente.
«Sin lugar a dudas fue mi primer campeonato en España, en el 2013, cuando salí campeona de la Liga Española con el Perfumerías Avenida, porque llevaba ya casi 8 años en España, donde poco a poco me fui haciendo un nombre y ya estaba consolidada, por eso me fichaba un equipo tan grande como ese, pero fueron 8 años de crecimiento, de ir año a año escalando niveles y me ficha el mejor equipo saliendo de una lesión de ligamentos cruzados.
Yo llevaba 7 meses recuperándome de la rodilla y que, el primer equipo que me quiera sea el mejor equipo de España, haber sufrido los meses anteriores recuperándome cada día, llegar a ese equipo con todas las crack y estrellas de compañeras que tenía ahí, y tener que ganarme un huequito y haber jugado esa final muchos minutos y ser parte, levantar esa copa para mi fue lo máximo, es algo que no me olvido porque hoy en día miro atrás y digo uff, todo lo que he hecho para ese día, o sea, cuantos años de trabajo para ese día.
Si que después de eso han llegado muchas más, pero yo creo que el punto de inflexión fue ¡ufff, lo conseguí!
Lo mismo me pasó con la medalla de bronce con la selección paraguaya en el 2018, en los juegos Odesur. Porque fue, ¡Bien, lo conseguimos! Mucha gente siempre dice “no consiguieron medallas, no trajeron nada” y sí, si lo conseguimos. Llevamos una medalla de bronce que para el país es increíble, así que tranquila al menos estoy».
Un mensaje al pasado, o al futuro
Para culminar esta charla, le pedi a Paola que cierre sus ojos y le hable a aquella niña de 7 años que recién comenzaba en el básquetbol, y le habló, le habló a su pasado, pero también a su futuro.
«Yo le diría que se escuche, que haga lo que le salga, que se ponga metas, que las metas son super importantes en el día a día, seas pequeño o seas adulto. Que la intuición que algo te guste y te apasiona es por algo, y hay que ir por todas, que la vida no es así de fácil, que hay trenes que pasan muy pocas veces pero que si uno está preparado va a ver las cosas claras.
Le diría que vaya por todas, sea básquet, sea estudio, sea la vida, sea lo que sea, que yo hoy con 36 años puedo sentirme feliz, que cada meta que me puse lo conseguí, y que puedo estar tranquila consigo misma.
Me alegro que tu mejor momento deportivo haya sido con Perfumerías Avenida. Tu nos hiciste felices a la Marea Azul, a la Peña JaKMate y a un Virgo salmantino que siempre te sigue, te admira y te desea lo mejor. Un abrazo Pao.