Dialogamos con la árbitra Valentina Dorrego sobre los inicios en su carrera profesional en el básquetbol uruguayo, el día a día en su profesión y el nivel en el que se encuentra el arbitraje uruguayo actualmente.
¿Qué fue lo que te llevó a dedicarte al básquetbol?
Llegué al arbitraje porque jugaba al básquetbol femenino, y la competencia y la difusión era muy poca. Entonces éramos pocos equipos. Eso me llevó a ir dejando y alejándome, y un amigo que ya era árbitro me empezó a insistir y a empujar para que hiciera el curso, ya que decía que tenía un poco las características para poder desempeñar la tarea. Me interesaba saber más de las reglas y demás desde jugadora, entonces ahí averigüé e hice el curso y arranqué con el arbitraje.
¿En qué equipos llegaste a jugar?
Jugué en Aguada, de manera oficial y después practiqué en Atenas pero muy poco, fui a un par de prácticas nomás.
¿Cuál ha sido la situación más extraña que te ha tocado vivir en el básquetbol?
No sé si fue la más extraña pero quizá fue la más pintoresca en este último tiempo. Fue en el desempate de la Liga Uruguaya entre Defensor Sporting y Urunday Universitario. Tuvimos que esperar más de una hora, porque los relojes de 24 no funcionaban, no se habían probado antes. Y de manera totalmente irracional, hice algo para solucionar que no había flecha. No funcionaba con la nueva instalación de los relojes, entonces me puse a dibujar una flecha y a pintarla para que fuera visible para nosotros, para poder desempeñar el juego de la mejor manera. Después generó mucha repercusión porque cuando me detuve a pensar, era muy gracioso. En la Liga Uruguaya, que es el círculo más alto del básquetbol en Uruguay, en un partido de definición que se estaba transmitiendo por la tele, que hubiese dibujado la flecha para jugar, era un poco loco.
¿El mejor momento que te ha tocado presenciar dentro del básquetbol?
Creo que elegir solo un momento me cuesta, me es muy difícil, pero, algo muy importante fue cuando fui designada para un clásico entre Miramar y 25 de Agosto, después de 10 años que no se jugaba el clásico. Me designaron para ese clásico como primer árbitro, fue un partido que la verdad salió redondito, una experiencia increíble porque tenía un montón de condimentos extras fuera de la cancha, que lo hacían muy particular. Después también otro momento que me marcó fue que arbitré el retiro de Miguel Nieto, en su último partido de carrera. Miguel pidió para arbitrarlo conmigo y con Julio Dutra y a mí eso me marcó porque fue hace unos cuantos años y yo era bastante nueva y la verdad fue algo muy lindo.
También el representar a Uruguay en FIBA, viajar como árbitro uruguaya y participar de los torneos es algo que me ha marcado, de los mejores momentos dentro del básquetbol.
¿Si tuvieras la posibilidad de ser árbitro en otro deporte en cuál te gustaría estar?
¡Qué pregunta rara! Nunca me detuve a pensar en eso, pero tratando de imaginarme creo que podría ser Rugby o Fútbol Americano porque nunca entiendo qué es lo que cobran los jueces. Me parece que se pegan tanto y nunca es como un “foul”. Eso me llama la atención. Sería como raro participar desde ese lugar. Debe ser interesante.
¿Cómo evalúas el nivel actual del arbitraje en el básquetbol uruguayo?
Considero que es un buen nivel. De hecho, en la mayoría de los torneos internacionales hay participación de árbitros uruguayos. En el último Mundial hubo un árbitro uruguayo. Esto es muchísimo que decir, siendo el país chico que somos y la poca cantidad de árbitros y competencia. Comparados con potencias es todo un logro y es todo un ejemplo. Pero sin dudas, soy realista en que tenemos que trabajar mucho para mejorar el nivel que tenemos. Sobre todo para asegurarnos un nivel a futuro y trabajar muchísimo con los árbitros que recién empiezan, los que están haciendo su carrera, los que están en ascenso para llegar a la máxima categoría.
¿Si te pidieran que te describieras como árbitro en tres palabras esas serían…?
Responsable, respetuosa y demasiado seria.
Llegó el turno de #Las5deAleras , un estilo de Ping Pong reducido.
- ¿Hobbies favoritos?
Mirar básquetbol de lo que sea, del país que sea y del torneo que sea. Y andar en “rollers”.
- ¿Un apodo que te decían de niña? ¿Por qué?
De chica no tenía apodos. Después, un poco más de grande, cuando fui entrando en la adolescencia mi familia me decía “Toro sentado”, porque decían que cuando me enojaba me ponía así como un toro sentado, imaginate lo gráfico de eso, medio impenetrable, intransigente.
- ¿Tortas fritas o empanadas?
Empanadas, las tortas fritas son algo que no me llaman la atención en lo más mínimo, de hecho trabajé muchos años en un local de cambio en el centro y les iba a comprar a mis compañeros. Los días de lluvia yo les iba a comprar las tortas fritas porque así paseaba un poco pero nunca me compraba para mí.
- ¿Un lugar favorito en Uruguay?
Me gusta muchísimo Piriápolis. Es un lugar que me gusta mucho y que, cada vez que puedo, voy.
- ¿Mate dulce o amargo?
Amargo. Dulce tomaba con mis bisabuelos cuando era chica y ahora lo pienso y no lo puedo creer.